Kushida Kikyou: La Verdad Detrás de la Sonrisa

Kushida Kikyou: La Verdad Detrás de la Sonrisa

La luz tenue de la pantalla del teléfono iluminaba el rostro de Kushida Kikyou, creando un juego de sombras sobre sus delicados rasgos. La imagen de Karuizawa Kei, radiante y despreocupada, ocupaba el centro de la pantalla. Una sonrisa mecánica se extendió por los labios de Kushida, pero sus ojos, ah, sus ojos reflejaban un abismo de amargura. Sus dedos, delgados y pálidos, se deslizaron por la pantalla, ampliando la imagen de Kei.

“¿Por qué es tan fácil para ella?”, pensó Kushida, su voz interna goteando veneno. “Todos la adoran sin siquiera esforzarse. Siempre rodeada de gente, riendo, siendo el centro de atención…”.

Un escalofrío recorrió su espalda, despertando recuerdos amargos. Imágenes de su escuela intermedia, de su antigua clase, la asaltaron.


El aula estaba en silencio, un silencio denso y cargado de tensión. Los rostros de sus compañeros, antes sonrientes y amigables, ahora la miraban con desprecio, con miedo. Las palabras que había usado para manipularlos, para controlarlos, resonaban en el aire como un eco venenoso. Su verdadera naturaleza, su sed insaciable de ser el centro de atención, de ser la única admirada, había sido expuesta. Y el precio de esa verdad había sido la soledad. La habían apartado, la habían aislado, la habían convertido en una paria.


Kushida cerró los ojos con fuerza, intentando apartar esos recuerdos. “No, no volveré a ser esa persona. Aquí, en la preparatoria, todo será diferente”, se dijo a sí misma, apretando los puños. “Construiré una nueva imagen, seré la chica perfecta que todos admiran. Y nadie, absolutamente nadie, me lo arrebatará.”

Su mirada se posó de nuevo en la foto de Karuizawa Kei. “Especialmente ella”, pensó, una chispa maliciosa encendiéndose en sus ojos.

Kushida guardó su teléfono en el bolsillo y se puso de pie. Tenía un plan. Sabía que Ayanokouji, ese chico reservado y aparentemente mediocre, tenía una extraña influencia sobre Kei. Tenía que acercarse a él, sonsacarle información, descubrir los puntos débiles de Karuizawa. Información que podría usar en su contra durante el próximo examen de la isla.

“No dejaré que me quite lo que merezco”, se repitió Kushida, su sonrisa ahora teñida de una crueldad gélida.

Tomó su teléfono y comenzó a escribir un mensaje.

“Hola, Ayanokouji-kun. ¿Estás libre mañana por la tarde? Me preguntaba si podrías ayudarme con algo para el examen. 😊”

Un mensaje inocente, aparentemente. Pero detrás de esas palabras amables se escondía la verdadera intención de Kushida: manipular, controlar, destruir.

Postscript

Uf, hacía tiempo que no escribía una historia corta como esta. A veces, cuando repaso los perfiles de los personajes, me sorprendo de la complejidad que esconden. Kushida es un ejemplo perfecto. Esa lucha constante entre su fachada de “chica ideal” y sus demonios internos, sus celos, su inseguridad… Es un personaje fascinante, ¿no creen? Y aún hay mucho que contar sobre ella. Pero bueno, eso será para otro momento. ¡Espero que hayan disfrutado de esta pequeña incursión en la mente de Kushida! Ahora, si me disculpan, tengo que volver a trabajar en el próximo volumen. Hay una escena con Ayanokouji y Ryuuen que me está dando dolor de cabeza. ¡Hasta la próxima!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *