SS de Kei Karuizawa: La Melodía Silenciosa del Karaoke

Kei KaruizawaSS de Kei Karuizawa: La Melodía Silenciosa del Karaoke

Kei Karuizawa
Kei Karuizawa

El eco de una melodía pop, un tanto desafinada, se colaba por las paredes del karaoke. (Malditos cantantes amateurs, eh, pensaba yo). Yo, Kei Karuizawa, estaba sentada en el sillón rojo, con la vista fija en la mesa de centro, donde mi reflejo en el vaso de agua parecía más un fantasma que yo misma. Kiyotaka estaba ahí, enfrente, con esa expresión impasible que tanto amaba (y odiaba, qué ironía).

“Ya. No necesitamos un drama de telenovela, ¿verdad?” –dijo él, como si estuviera hablando del clima–. “Terminemos esto aquí mismo”.

¿Por qué mi corazón no se acelera?, pensé, ¿Por qué no me enojo? (Ah, qué cosas, después de todo lo que he pasado, ya no me sorprendo). Asentí con una sonrisa que sentía más tiesa que la madera. No quería darle el gusto de verme derrumbar, no esta vez. (Y es que, a mi manera, siempre he sido una luchadora, ¿verdad?).

“No pareces sorprendida,” dijo él, mirándome con esos ojos que podían leer hasta mi alma. (¡Maldito, cómo me conocía!).

¿Cuándo fue que empecé a quererlo de esta forma?, me pregunté. Fue una acumulación, supongo. De batallas, de secretos compartidos, de noches en vela, de miradas robadas. Una melodía que se fue componiendo sin que me diera cuenta. Y así como llega la noche, el día también debe llegar. (Que poética me estoy poniendo, eh). Supongo que todo esto ya estaba escrito, ¿no? Como la cenicienta que vuelve a ser calabaza, aunque no quiera.

“¿Una explicación?” –preguntó, esa pregunta que me mataba por dentro. (¿De verdad no se daba cuenta?). Quería gritar, abrazarlo, suplicarle que se quedara. Pero, ¿qué sentido tenía? Si lo hacía, me traicionaría, y traicionaría todo lo que él esperaba de mí. (Ser fuerte, después de todo).

“No, no es necesario. Ya lo entiendo.” –Mentí, con una voz tan suave que me asustó–. “Solo… ¿Podrías dejar de tratarme como si fuera una molestia?”.

(¡Ah! Esas palabras se me escaparon. No quería que pensara que me daba igual. Quería que entendiera que, aunque no llorara, me dolía en el alma)

Kiyotaka me miró fijamente, como si estuviera tratando de descifrar un acertijo. (Supongo que era un acertijo en algún sentido, después de todo). Su mirada se suavizó un poco, y por un segundo, sentí una chispa de calidez. Pero no duró.

“Si no necesitas explicación, no la pidas,” me dijo con frialdad, aunque en ese tono que tanto conocía.

¡Quédate!, pensé, Siempre, para siempre. Junto a mí. ¡No te vayas!. Pero esas palabras se quedaron atoradas en mi garganta. (Para qué, después de todo. Él ya lo había decidido).

“Hasta luego… Karuizawa” –me dijo usando mi apellido. (Esa última puñalada, ¿por qué me dolía tanto?). De amantes a amigos. Un paso atrás. Para romper todo lo construido. ¿Era así de fácil?

Kiyotaka, sin siquiera mirar atrás, se levantó y salió de la habitación. El sonido de la puerta cerrándose resonó en mis oídos como un disparo. (Pum, justo en el corazón). Y me quedé ahí, en el silencio del karaoke, con mi reflejo borroso en el vaso, sola. Completamente sola. (Qué irónico, justo como cuando comencé en esta escuela, pero con la melodía triste de un amor perdido).

Palabras del autor (Syougo Kinugasa):

Eh, hola a todos, soy Kinugasa. ¿Qué les pareció la historia? (Espero que no haya sido muy deprimente, eh). A veces me pregunto, ¿qué es lo que pasa por la cabeza de estos personajes? ¿Por qué se complican tanto la vida? (Supongo que así es la adolescencia, eh, o algo así). Kei… Esa chica tiene una fuerza interior que ni ella misma se imagina. Y Kiyotaka… bueno, Kiyotaka siempre será un misterio. (Ya lo saben, eh, es el protagonista).

Escribir sobre rupturas nunca es fácil. (Siempre me deja un nudo en la garganta, pero debo seguir escribiendo, ¿verdad?). A veces, el amor duele más que las peleas. Pero, hey, así es la vida, ¿no? Como una canción en un karaoke, a veces te sales de tono, pero sigues cantando. Y si no les gustó, ¡qué se le va a hacer! (Ja, ja). Bueno, los dejo por ahora, que tengo que seguir pensando en cómo hacer sufrir más a estos chicos. Nos vemos en la próxima, ¡y gracias por seguir leyendo!. (Y cuiden su salud, eh, que es importante).

Ficha de personalidad de Kei Karuizawa

El ascenso del fénix ft. Kei Karuizawa

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *