SS de Sudou Ken: La Amistad Inesperada

SS de Sudou Ken: La Amistad Inesperada (Año 1, Volumen 3)

“Tch…”, resoplé, pateando una piedrita en el camino. El sol de la tarde caía sobre mi nuca, haciéndome sudar aún más de lo habitual. No era solo el calor; la imagen de Horikita, pálida y temblorosa, no se borraba de mi mente.

La Vulnerabilidad de Horikita

(¿Por qué me importa tanto? Es solo… Horikita. Fría, calculadora, distante… ¿verdad?) Pero la verdad era que verla así, tan vulnerable, me había removido algo por dentro. Esa chica, que siempre parecía tenerlo todo bajo control, que me miraba con desdén por mis arrebatos… estaba ahí, frente a mí, necesitando ayuda. Y yo… yo no pude hacer nada más que quedarme ahí parado, como un idiota.

Admiración y Frustración

(Excepto por gritarle a Ayanokōji, claro. Ese tipo… siempre tan tranquilo, siempre un paso adelante. Apuesto a que ya lo tenía todo planeado.) Suspiré, frustrado. Ojalá pudiera ser más como él, capaz de analizar las situaciones, de mantener la cabeza fría… Quizás así Horikita me vería de otra forma, me respetaría… (¿Respeto? ¿Es eso lo que quiero de ella? No, no lo creo. Es algo más…) Sacudí la cabeza, intentando aclarar mis pensamientos. Era un lío de emociones que no lograba descifrar. Admiración, sí, definitivamente. Pero también… ¿preocupación? ¿Tal vez incluso… amistad?

La palabra me hizo reír en voz alta. Yo, Sudou Ken, el problemático, el impulsivo, ¿siendo amigo de la genio de hielo, Horikita Suzune? Imposible. Y sin embargo… ahí estaba yo, pensando en ella, queriendo saber cómo estaba, deseando que me reconociera… no solo como un atleta bruto, sino como alguien en quien podía confiar.

Un Nuevo Camino

(Supongo que tendré que demostrárselo, ¿no? No con palabras, sino con acciones. Convertirme en alguien de quien ella… y yo mismo… podamos estar orgullosos.) Apreté los puños, con una nueva determinación ardiendo en mi pecho. La imagen de Horikita, débil pero desafiante, me impulsaba hacia adelante. Tenía un largo camino por recorrer, lo sabía. Pero por primera vez, no me sentía solo en la batalla. Tenía un objetivo, una motivación… y quizás, una amiga inesperada esperándome al final del camino.

Palabras del autor: Hm, la dinámica entre Sudou y Horikita siempre me ha parecido fascinante. Dos personajes tan diferentes, con caminos que parecen destinados a no cruzarse… y sin embargo, ahí está ese pequeño punto de conexión, esa chispa de posibilidad. Quién sabe lo que les depara el futuro, ¿verdad? Pero una cosa es segura: nunca subestimen el poder de la amistad, incluso la más inesperada.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *