SS de Kei Karuizawa: Reflejos en la Superficie del Agua
SS de Kei Karuizawa: Reflejos en la Superficie del Agua

La superficie del agua de la piscina reflejaba la luz del crepúsculo, creando un mosaico de colores cambiantes. Me senté en el borde, con los pies sumergidos en el agua fresca, dejando que la quietud del lugar me envolviera. (En realidad, no era tan tranquilo, considerando los gritos y risas de los estudiantes que aún disfrutaban de la piscina, pero en mi mente… sí, era tranquilo.)
Los últimos días habían sido agotadores. Ese maldito examen especial había tensado los nervios de todos en la clase. La desconfianza se extendía como una enfermedad contagiosa, y yo misma había sentido cómo la paranoia me arañaba la garganta. Miré mi reflejo en el agua, una mueca de disgusto torciendo mis labios. La “Kei Karuizawa” que todos veían, la chica fuerte, segura e intocable… era solo una máscara cuidadosamente construida. Debajo de esa superficie, se escondían inseguridades que amenazaban con ahogarme.
Un suspiro escapó de mis labios. «¿Por qué estoy pensando en esto ahora?» Me regañé mentalmente. «Es hora de relajarse, Kei. Disfruta del momento.»
De pronto, una sombra se cernió sobre mí. Levanté la vista y me encontré con la mirada tranquila de Kiyotaka. (Mi novio, para aquellos que no lo saben. ¡Y sí, lo estoy presumiendo un poco!). Se sentó a mi lado, con esa serenidad que siempre me desconcertaba.
—Estás inusualmente callada —observó. (Es increíble cómo puede leerme tan bien. ¡Asusta un poco, la verdad!)
—Solo estoy… pensando —murmuré, sin querer entrar en detalles.
—¿En el examen? —preguntó.
—En todo —corregí. «En cómo todos parecen estar al borde del colapso. En cómo siento que no puedo confiar en nadie. En cómo…» Mi voz se apagó. No podía decirle lo que realmente me atormentaba. Mi miedo al rechazo, a mostrar mi debilidad… era algo que me avergonzaba admitir, incluso ante él.
—Kei… —comenzó Kiyotaka, pero fue interrumpido por una voz alegre.
—¡Karuizawa-san! ¡Ayanokōji-kun! ¿Qué hacen aquí sentados como dos estatuas? —Hirata Yousuke se acercó con una sonrisa radiante, su positividad habitual brillando en sus ojos. (A veces, tanta alegría me resulta irritante, pero no puedo evitar apreciarlo. ¡Es un buen tipo!)
—Solo tomando un descanso —respondí, forzando una sonrisa.
Hirata se sentó frente a nosotros, con los ojos brillantes. —¡Es una lástima que no hayan visto la competencia de natación! ¡Fue increíble! —exclamó. (Claro, porque a quién le importa nuestra conversación profunda cuando hay una competencia de natación, ¿verdad?)
A pesar de mi irritación interna, me encontré sonriendo ante el entusiasmo de Hirata. Su optimismo era contagioso, y por un momento, la tensión que me oprimía el pecho se alivió. Observé cómo Kiyotaka y Hirata comenzaban a discutir sobre las estrategias de los nadadores, con una extraña mezcla de seriedad y humor.
Y mientras los escuchaba, una extraña calma se apoderó de mí. Tal vez no necesitaba ser la “Kei Karuizawa” fuerte e invencible todo el tiempo. Tal vez estaba bien mostrar vulnerabilidad, confiar en las personas que me importaban. El reflejo en la superficie del agua se onduló, distorsionando mi imagen. Y en ese momento, decidí que era hora de dejar de aferrarme a las apariencias y permitirme ser yo misma, con todas mis imperfecciones y miedos.
Palabras del Autor:
Uf, escribir desde el punto de vista de Kei siempre es un desafío. ¡Esa chica tiene más capas que una cebolla! Pero bueno, espero haber capturado su esencia en esta pequeña historia. La lucha por la identidad y la confianza es algo por lo que todos pasamos, incluso una chica aparentemente fuerte como Kei. Me gusta explorar esos temas en mis personajes, mostrar su lado humano y vulnerable. Y por supuesto, ¡no podía dejar de lado un poco de la dinámica entre Kei y Kiyotaka! ¡Esos dos son dinamita!